Quito, hábitat silvestre
- 8 oct 2022
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Nuestra ciudad está también habitada por plantas y animales que han sido testigos de la historia
Aquí algunos protagonistas

El Gorrión, especie emblemática de Quito
"Un gorrión solitario,
vestía un traje muy elegante, aunque un tanto manchado;
llevaba camisa y corbata blancas, pantalón habano
y leva café con rayas plomizas...
El pájaro cantarín posado en una rama seca
se tambaleaba jugando con el aire fresco de la mañana
y en su vaivén con nostalgia iba gorjeando”….

El Gorrión como se lo conoce comúnmente, es una de las especies que podemos observar fácilmente en parques, jardines y casas de Quito, esta pequeña y familiar ave que muchas veces pasa desapercibida ante nuestros ojos fue declarada en el 2012 Ave Patrimonial y Emblemática del Distrito Metropolitano de Quito junto a otras 12 especies de fauna por el Municipio de Quito.
Si lo miramos con atención descubriremos la elegancia de su plumaje.
Con su canto mañanero despierta a los quiteños, y alegra nuestros ajetreados días en la ciudad, pero hay que prestar atención al mismo ya que el acento de su canto cambia de acuerdo al lugar dónde vive.
Es una de las aves más adaptables que existe, puede vivir en cualquier lugar dónde haya vegetación sea nativa o introducida, se alimenta de semillas, insectos y algunas veces de frutos que caen de los árboles, vive en contacto directo con el hombre por lo que depende de nuestras actividades para sobrevivir.
Es un ave social a la que no le molesta la presencia de la gente, pero si se destruye las plantas dónde vive y no consigue alimento podría desaparecer. Para disfrutar de su belleza y su canto hay que cuidarlo y respetarlo.
Rana Marsupial Andina

Descripción general e Historia Natural
La rana marsupial andina es un animal característico de Quito, pues está fuertemente arraigado a la cultura popular capitalina. Los quiteños estamos más familiarizados con sus üilli-üillis que viven -o vivían- en los charcos que se forman en la ciudad. Ahora son poco comunes, pero todavía se los puede encontrar en los parques metropolitanos y laderas del Pichincha, así como en las zonas de bosques secos del norte de la ciudad. Antaño, los niños solían jugar con estos renacuajitos durante el recreo o en los terrenos baldíos que había en barrios residenciales.
Cuando hablamos de los üillis, nos referimos específicamente a los renacuajos de la rana marsupial andina, ya que las otras ranas, que aún viven en Quito, no se reproducen por medio de renacuajos sino que del huevo nacen directamente pequeñas ranitas. Por otro lado, hay que acotar que üilli-üilli es un vocablo típico quiteño, pues más al norte en la Sierra (Imbabura y Carchi) el nombre cambia al villico; mientras que hacia el sur se utilizan las palabras pímbalo, ultio o timbal. Y por último, hay que decir que cada vez menos gente los vé y ya casi nadie sabe qué es un üilli-üilli.
La rana marsupial andina vive naturalmente en bosques montanos y matorrales inter-andinos del Distrito Metropolitano de Quito (DMQ). Poblaciones de la especie pueden encontrase en Lloa, el Parque Metropolitano Güanguiltagua, el Parque Metropolitano del Sur, el Parque Itchimbía, laderas y quebradas del Pichincha, en la cuenca del río Guayllabamba, los valles secos interandinos, Tumbaco, Pifo, El Quinche, Sangolquí, el Tingo, La Merced, Alangasí y entre otros poblados cercanos a Quito.
Durante los últimos 20 años esta ranita ha sufrido la pérdida de hábitat a consecuencias del crecimiento urbano. A pesar de esto, es una de las dos únicas especies que sobrevive en la ciudad -de las seis que originalmente habían sido registradas en Quito, sus parques, quebradas y zonas aledañas-. De esas otras solo sabemos que ya no se las puede ver en Quito y entre los científicos existe la preocupación de que pueda ser el mismo destino de las ranas marsupiales en poco tiempo.
Para conservarlas podemos garantizar hábitat idóneo en parques y jardines, el cinturón verde de Quito y paisajes naturales. Debemos poner a disposición de las ranas sitios para refugio como bromelias y huaycundos –sus escondites naturales-. Además hay que garantizar alimento, por ello es indispensable la presencia de plantas con flores que atraigan insectos. Pero lo más importante es proveerlas de lugares para reproducción; por ello, pozas permanentes de agua estimularán la presencia de las ranas para que depositen sus renacuajos. Estos esfuerzos pueden replicarse por parte de hogares, instituciones e individuos.
Martín Bustamante, Finding Species
La raposa o zarigüeya,
Quito, cobija al mensajero del fuego

El páramo, los bosques templados y los bosques subtropicales del Ecuador son el hogar de la raposa, un marsupial que no solo se caracteriza por su valor biológico sino, también, por su valor histórico-cultural. En Mesoamérica y en varias culturas ancestrales del Ecuador la raposa fue venerada y respetada, pero en la actualidad este pequeño animalito está en peligro.
La raposa o zarigüeya, es un mamífero marsupial de tamaño mediano a pequeño. Es poseedora de largas orejas puntiagudas que presentan diferentes tonalidades de colores claros: rosadas, blancas o incluso negras en la base, pero con manchas blancas. Sus ojos redondos son de color carmesí y se su rostro es blanco y alargado con dos franjas negras alrededor de los ojos que pueden llegar hasta la nariz.
Posee un pulgar oponible que le ayuda a trepar, pues le permite agarrarse con mayor destreza de ramas y troncos y así cazar con facilidad insectos y otros invertebrados como milpiés y lombrices; aunque, también se alimenta de frutos y, en ocasiones, de pequeños vertebrados como lagartijas, aves y ratones.
Las raposas son animales nocturnos y solitarios. Durante el día, permanecen ocultos en sus madrigueras, construidas dentro de huecos de árboles, nidos de termitas abandonados o entre las rocas.
Un marsupial convertido en mito
La raposa es un valioso emblema cultural para los pueblos mesoamericanos. Ellos la conocían con el nombre de “tlacuazin” y era considerada un símbolo de fertilidad, pues lleva a sus hijos en la espalda o en la bolsa marsupial.
Fue un personaje notable en las tradiciones indígenas. El mito más representativo cuenta su proeza de robar el fuego a los Dioses, quienes eran los dueños del fuego y lo cuidaban celosamente, pero los humanos lo necesitaban para calentarse y alumbrarse. Al ver esto, la zarigüeya decidió ayudarlos y apoderarse del fuego. Entró en los dominios de los Dioses, se acercó a la hoguera y encendió su cola; la cual, a partir de entonces, quedó pelada. Por eso, este animalito es presentado, en la mitología mexicana, como el benefactor del ser humano.
En el páramo del Cajas, ubicado al oeste de Cuenca, la creencia actual y generalizada es que la raposa es un “animal brujo”. Esta idea se sustenta porque este animal es muy ligero y difícil de cazar, tiene mucha astucia para engañar al campesino y hacer que descuide a sus animales, principalmente ovejas y aves de corral. Muchos campesinos aseguran que tiene extraños poderes, pues cuando mira fijamente deja al individuo completamente mudo y atontado. Por eso creen que es el enviado de la Mama Huaca, un espíritu de la naturaleza.
Preñadilla
Descripción general e Historia Natural

Este pez gato descrito en 1805 por Alexander v. Humboldt y Aimé Bonpald, es endémico de los Andes y se caracteriza porque su cuerpo es carnoso y no tiene escamas. Puede llegar a medir, aproximadamente, 12 cm de longitud. Posee un disco bucal que actúa como una ventosa y le permite adherirse a paredes y rocas. Sus aletas pectorales, bastante desarrolladas y de radio engrosado, son utilizadas al momento de escalar paredes.
Son de hábitos principalmente nocturnos, durante el día se esconden en cuevas, debajo de piedras, troncos y la vegetación ribereña. Se alimenta de macroinvertebrados, crustáceos, algas y pequeños insectos acuáticos.
Su nombre se deriva por ciertas propiedades atribuidas a este pez relacionadas con la fertilidad femenina. Algunas mujeres indígenas, especialmente en la provincia de Imbabura, la consumen para acrecentar su fertilidad y durante la lactancia incrementar la secreción de leche materna.
Para los Incas, la preñadilla fue una figura económica, pues se usaba como moneda para intercambio y como tesoro para ofrecer tributos. Durante la colonización española, se mantuvo la tradición, pues las comunidades tributaban con este pez a la Iglesia Católica en la Cuaresma

Distribución y hábitat
Este pez gato andino habita en quebradas de aguas caudalosas y correntosas de ríos que descienden de los Andes de Colombia y Ecuador. En el Ecuador, era bastante común en los ríos, riachuelos e incluso acequias de la cuenca alta y media del río Guayllabamba. Dentro del Distrito Metropolitano de Quito, todavía pueden ser vistas en ríos y riachuelos cerca de Tandayapa o Nanegalito.
Conservación y tradición
En Quito, eran parte de la tradición culinaria, pues la gente los pescaba con el fin de freírlos enteros a manera de chicharrón y servirlos como bocadillo. Con nostalgia, se recuerda cómo se solía pescar en las quebradas y riachuelos a este pez, para luego saborearlos asados y acompañados de papas y aguacate. Lamentablemente, debido al crecimiento de la ciudad y el deterioro del hábitat, cada vez son más los ríos, riachuelos y quebradas contaminados por las actividades humanas, causando que las preñadillas sean más escasas y consecuentemente, privando a las generaciones futuras de conocer a la especie y experimentar las tradiciones en torno a ella


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